A las personas con el sueño pesado se les dificulta madrugar.

Cada persona adopta sus propios hábitos y uno de ellos tiene que ver con la hora en la que se acuestan a dormir y se levantan. Por lo general, se sabe que el tiempo recomendado para descansar es de al menos ocho horas, pero eso depende de diferentes factores como el trabajo, estudio, responsabilidades en el hogar, entre otros.

Hay quienes prefieren acostarse en la madrugada, mientras que otros optan por madrugar. Cada uno de estos actos puede tener repercusiones de diferente tipos, según diversos estudios científicos. Por ejemplo, la Universidad de Texas, en Estados Unidos, llegó a la conclusión que los estudiantes quienes estaban despiertos a las primeras horas del día tenían un mejor rendimiento académico.

Para llegar a este hallazgo, más de 800 estudiantes fueron encuestados y clasificados en dos categorías: “nocturnos” o “matutinos”. Estas separaciones indicaron en qué hora del día los jóvenes sentían más energía y la hora ideal, sin restricciones, en la que harían sus deberes.

Por su parte, un trabajo del Instituto Nacional de Salud de Canadá, publicado por PubMed Central, dice que las personas que se levantan temprano “muestran mayores niveles de afecto positivo”. Dichos comportamientos corresponden a emociones y sentimientos como la alegría, el entusiasmo, el buen humor, el amor, entre otros.

De acuerdo con las científicas de la investigación de la revista de la Asociación Psicológica de Estados Unidos, las personas que se levantan temprano son “feliz como una alondra”, ave que suele ser comparada por ser un animal que se despierta rápidamente.

Sin embargo, no todo es color de rosas para las personas que madrugan todos los días o con frecuencia, dado que, según la plataforma digital Esquireestos individuos son más propensos a padecer estrés, migrañas, dolores musculares y resfriados.

Los beneficios de dormir bien

  1. Mantiene y controla la energía: mientras se duerme se liberan una serie de hormonas que mantienen y controlan la energía que se tiene en el organismo.
  2. Consolida la memoria, da claridad mental y mejora la atención: dormir bien estimula y favorece las conexiones entre las neuronas del cerebro, además, durante este tiempo, el cerebro crea nuevas células cerebrales, que en cierto modo compensan todas las que se han perdido durante el día.
  3. Controla el peso corporal: el buen sueño ayuda al organismo a mantener niveladas sus hormonas, la falta de este, hace que el tubo digestivo fabrique una mayor cantidad de una hormona llamada grelina, que estimula el apetito. Por eso la relación entre el insomnio y el aumento de peso.
  4. Refuerza el sistema inmune: durante el sueño el sistema inmunológico se regenera y fortalece sus funciones contra los virus y bacterias que puedan afectar al organismo.
  5. Mejora el estado de ánimo: el buen sueño equilibra las hormonas como la melatonina y la serotonina, estrechamente relacionadas con el bienestar, que además contrarrestan el efecto del cortisol y la adrenalina, o mejor conocidas como las hormonas del estrés.
  6. Mantiene la salud cardiovascular: dormir bien, evita la acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias. Esto afecta positivamente la salud de los vasos sanguíneos. También, controla la producción de células inflamatorias en la médula ósea, que al desnivelarse pueden generar endurecimiento de las paredes arteriales.
  7. Regula la temperatura corporal: el sueño, podría decirse, funciona como un termostato, ya que mantiene la temperatura corporal correcta para realizar diferentes procesos esenciales del organismo.

Varios estudios relacionan situaciones problemáticas como fallas en la memoria, alto riesgo de enfermedades cardiovasculares graves, enfermedades metabólicas como la diabetes y la obesidad y trastornos mentales, a la falta de sueño o al padecimiento de trastornos como el insomnio o la apnea obstructiva del sueño.

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