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cantantes K-pop 30 marzo© Getty Images
En el implacable mundo del K-pop, las cantantes se enfrentan a una rigurosa vigilancia sobre su vida personal, especialmente en lo que respecta a las relaciones sentimentales.
Recientemente, la reconocida estrella Yoo Ji-min, conocida artísticamente como Karin, del grupo femenino Aespa, se ha convertido en el foco de una intensa controversia tras revelarse su relación con un actor.
Este hecho desató una ola de reacciones adversas por parte de sus seguidores, quienes acusaron a la cantante de «traicionar» su lealtad y apoyo, desencadenando una campaña de acoso contra ella.
Karin se vio obligada a emitir una disculpa manuscrita dirigida a sus fans, reflejando la presión incesante a la que se someten los ídolos en la industria del K-pop para mantener una imagen de perfección e inaccesibilidad.
Según reportó Newsweek, la experta Stephanie Choi, del Instituto de Investigación de Asia de la Universidad de Buffalo, señala que hay una fuerte expectativa de que los ídolos permanezcan disponibles y castos, especialmente las mujeres que ingresan al sector desde jóvenes.
El escrutinio hacia las figuras públicas en Corea del Sur no es un fenómeno aislado, sino parte de una cultura de idolatría que exige estándares profesionales y personales extremadamente altos.
Keung Yoon Bae, profesora del Instituto de Tecnología de Georgia, destaca que los fans invierten un esfuerzo considerable en apoyar a sus ídolos, lo que a su vez genera expectativas sobre el comportamiento de estas estrellas.
Este ambiente controlador no es nuevo en la industria musical coreana. En los inicios de los 2000, las normas eran aún más estrictas, como lo demuestra el caso de Park Joon-hyung del grupo god, quien enfrentó una crisis personal y profesional al revelarse su relación amorosa.
A pesar de que las normativas se han relajado con el tiempo, permitiendo que algunas celebridades establecidas reconozcan sus relaciones, los artistas emergentes como Karin continúan bajo una intensa presión para mantener su imagen y popularidad.
La industria utiliza la posibilidad de una conexión personal con los ídolos como una herramienta de marketing, según Jeff Benjamin, columnista de la revista Billboard.