En La Aduana se dan cita amantes de este formato musical en el marco del evento ‘BAQ en Vinilo’ que hace parte de la agenda cultural de La Fiesta de la Música que organiza la Alianza Francesa.

La Plaza de La Aduana fue la pista elegida para que los vinilos sonaran en Barranquilla en una edición más de la feria ‘BAQ en Vinilo’, que en esta ocasión hace parte de la agenda cultural de ‘La Fiesta de la Música’.

En ese lugar se reúnen amantes, coleccionistas y curiosos de la música en formato Long Play, que sigue siendo una de las aficiones predilectas de los melómanos.

Desde las 10 de la mañana decenas de personas han llegado para comprar discos y todo lo relacionado a la música en formato físico como maracas, mugs, camisetas, entre muchos otros productos más.

El vinilo ya duplica en ventas al CD y el 60% de las personas que compran vinilo no tienen donde reproducirlo y eso hace que se convierta en una joya”, aseguró Dyekman Rangel uno de los organizadores.

Asimismo, Rangel indicó que “los discos de vinilo permitieron que las personas pudieran tener la sala de concierto en su casa. Fue el primer formato que existió para reproducirse de manera personal. Los discos de vinilo comienzan a llegar a Barranquilla y la ciudad comienza a tener tanta fuerza que comienza a tener a los grandes  comerciantes de la música en vinilo a nivel nacional. Se crea una dinámica en torno a este formato”.

De Sincelejo a Barranquilla

Uno de los coleccionistas y vendedores de discos de vinilo que llegó a la feria fue Julio Padilla, quien es originario de Sincelejo y desde hace 27 años llegó a la ciudad.

“La cuestión de la música nació como algo que dios tenía para mí. Yo soy de Sincelejo y allá me dedicaba a otros negocios, aunque siempre inclinado al comercio. Allá quitaron a los vendedores del centro y los reubicaron y ahí las ventas no daban para los gastos. Emigré hacia Barranquilla. Llegué al centro a trabajar vendiendo accesorios de ferretería y  ahí me hice amigo de los que venden música y aprendí del negocio y ya llevo 27 años”, sostuvo.

Sobre la feria, el hombre comentó que es la tercera vez que participa y que ha visto una tendencia en las personas jóvenes interesadas por la música en acetato.

“Este espacio en La Aduana ayuda a que esto se impulse y que las nuevas generaciones conozcan la buena música, la de nuestros ancestros”, concluyó.

De generación en generación

Alberto Fábregas llegó desde temprano a la Plaza de La Aduana para adquirir nuevos productos para su colección y lo hizo acompañado de su pequeño hijo Alejandro de 8 años, quien también se ha ido interesando este mundo.

“Tengo amigos que son coleccionistas y siempre se han dedicado al tema de la música y esto es un tema que le apasiona a uno, las cosas que le gustan a uno y aprovechando el día de descanso vine a ver qué encontraba”, dijo.

Al respecto de ir con su hijo Alejandro detalló que “al hombre también le gusta, se coloca conmigo a poner la música en el tocadiscos y desde hace rato queríamos venir y aquí estamos”.

Por su parte, el pequeño indicó que “me gusta la salsa, baladas, todo ese tipo de música, especialmente Joe Arroyo”.

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